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Los bloques de vidrio (también conocidos como pavés) son elementos prefabricados utilizados en la construcción para permitir el paso de la luz manteniendo la privacidad, ofreciendo además aislamiento térmico y acústico. Su proceso de fabricación combina precisión técnica y control térmico para garantizar resistencia, transparencia y uniformidad.
El proceso inicia con la fusión de materias primas:
Estas materias se funden en un horno a temperaturas superiores a 1.500 °C, formando una masa vítrea homogénea.
El vidrio fundido se vierte en moldes metálicos, donde se prensa para formar dos mitades huecas del bloque. Este diseño permite que el producto final tenga una cámara de aire interna, lo cual mejora su aislamiento térmico y acústico.
Una vez moldeadas las dos mitades, se calientan y se fusionan entre sí mediante calor, sellando los bordes para formar un solo bloque hermético. Este paso es crucial para asegurar la estanqueidad del bloque.
Los bloques recién formados se enfrían de forma controlada en un proceso llamado recocido (dentro de un horno túnel o lehr), lo que reduce tensiones internas y evita futuras roturas.
Cada bloque pasa por un proceso de inspección visual y mecánica, donde se verifican:
Finalmente, los bloques pueden recibir tratamientos especiales (texturizado, color, antideslizante, ventilado) y son embalados cuidadosamente para su distribución.